CAP�TULO 2: La ra�z de la Violencia.
Ahimsa (No-Violencia).
La No-Violencia: Introducción a sus muchas facetas.
Por Acharya Mahapragya.
CAP�TULO 2: La ra�z de la Violencia.
En el caso de cada problema, el hombre desea buscar su ra�z y no est� contento hasta que su b�squeda tiene �xito.
풡�nde y en qu� se encuentra la ra�z de la violencia?
Los genetistas la establecer�n en los genes heredados de sus antepasados.
Significar�a que el hombre est� desamparado en la materia, puesto que el no puede controlar su herencia.
Los psic�logos remontan el origen de la violencia, a cada uno de los instintos b�sicos.
Los cient�ficos ambientales, la ubicaron en la atm�sfera o las circunstancias generaes que rodean a un ser humano desde su ni�ez.
Algunos fil�sofos la atribuyen a los karmas.
As� ellos nos enfrentan con una pl�tora de opini�nes sobre el tema. Si nos detenemos brevemente, y pensamos por un momento que encontramos que cada una de ellas es parcial o unilateral, aunque ningunas de ellas se pueden llamar enteramente falsas.
Debemos tomar una visi�n hol�stica. Pero incluso esto no puede proporcionar la �ltima soluci�n.
Un pensamiento m�s serio es necesario. Cada uno de las teor�as basadas en genes, instintos primarios, el ambiente y karmas tienen un criterio m�s o menos determinista, que los presenta como criterios inevitables.
Sin embargo, la doctrina del karma tambi�n sugiere la posibilidad de cambiar los karmas.
풢ntonces porqu� no pueden otros factores ser cambiados?.
Los genes, los instintos, el ambiente-todo pueden ser cambiados. La posibilidad de cambio enciende una nueva esperanza en el coraz�n.
Despu�s de todo, podemos cambiar; la violencia puede cambiar. La llave del cambio es el desarrollo de la no-violencia.
La violencia y la no-violencia son inherente en nosotros.
Nuestra mente tambi�n trabaja de dos maneras: Un manera hace surgir la c�lera, la otra origina la paciencia, y los consejos, y ponen frenos a la c�lera.
Las tendencias de instigaci�n y las que refrenan est�n all�.
Lo bueno y lo malo est�n ambos presentes en nosotros.
La pregunta verdadera es cu�l de los dos desarrollaremos.
풠u�l tenemos que despertar y cu�l hacer dormir?.
Es aqu� que la meditaci�n tiene su papel.
Con ella podemos despertar a la no-violencia y pasar a la violencia a un estado de letargo.
Desafortunadamente, la mayor�a somos completamente conscientes de los materiales de las cosas pero totalmente inconscientes de nosotros mismos.
La meditaci�n nos hace conscientes de nosotros mismos.
Una vez que haya amanecido, la no-violencia surge.
Hablamos anteriormente de genes, de instintos, del ambiente y de karmas. De estos cuatro, el ambiente o la atm�sfera general tiene un impacto inmediato en nosotros y as� que merece nuestra atenci�n primera. En esta conexi�n es significativo que de hecho el hombre est� expuesto a la violencia, al crimen y a la inmoralidad a trav�s de la radio, de la televisi�n, del cine y de los peri�dicos.
No hay sociedad moderna que no est� invadida del crimen y de la violencia.
Un cambio radical de la pol�tica, es necesario para invertir la situaci�n. La atm�sfera general debe mejorar hay que propugnar la reducci�n al m�nimo a las actividades indeseables.
El sexo, la avaricia, el miedo, la suspicacia y el odio alimentan a la violencia.
Sin embargo, mientras que se intenta mejorar el tono general de los medios, tendr� que ser recordada que la causa de la ra�z de la violencia se puede quitar solamente con espiritualidad o un conocimiento del uno mismo.
En la no-violencia verdaderamente tenemos la piedra del fil�sofo, que puede cambiar toda la escoria en oro.
Se dice que los genes y los instintos no pueden ser cambiados pero los karmas pueden ciertamente estar o no.
La necesidad de cambiar es crucial. La ra�z y los ramas tienen que ser cambiados. Y seg�n lo indicado anteriormente, el medio m�s importante y de mayor alcance para causar un cambio completo es la meditaci�n.
Solamente tiene la energ�a de desarrollar la no-violencia, la persona que busca su auto-realizaci�n, y el sentido de la unidad y la igualdad de todos los seres.