CAPÍTULO 7: La no-violencia y la falta de miedo.
Ahimsa (No-Violencia).
La No-Violencia: Introducción a sus muchas facetas.
Por Acharya Mahapragya.
CAPÍTULO 7: La no-violencia y la falta de miedo.
El hombre es impaciente de vivir, y asustado de morir.
La mayoría de los problemas se deben a este hecho.
El miedo a la muerte se puede contar como el miedo primero, pero es el miedo más primitivo, y más básico, es el de la expectativa que es derrotada, o más específicamente, el de perder uno lo que tiene. El miedo de perder lo que se une a uno (la familia, por ejemplo) da a luz al miedo a muerte, y por lo tanto, el anterior es el miedo más básico.
La muerte se teme, en otras palabras, no por sí misma, sino porque como resultado de ella perdemos a todas esas cosas y la gente que nosotros se une.
Uno se une al cuerpo y está asustado de perderlo.
Con respecto al cuerpo, ayuda la práctica del kayotsarg (relajación total del cuerpo), que da lugar a aflojar y en última instancia a eliminar el influjo del cuerpo sobre la mente.
Con todo, el kayostsarg, induce a un estado similar a la muerte, como el estado en el cual todos los pensamientos, las sensaciones y los deseos desaparecen, y el cuerpo todavía vive.
Hacer frente a la muerte, es importante. Así a través del kayotsarg, uno puede conquistar el miedo a la muerte y librarse así de la tensión y de la sensación opresiva que acompañan al miedo.
Aquí vale el recordar que el miedo reside dentro, y no fuera de nosotros.
El miedo externo es pura ficción.
Si tenemos éxito en la cultivación de la falta de miedo, ningún incidente, ni ningunas circunstancias externas, pueden lograr el miedo en nosotros.
Hay un incidente relacionado con la vida de Mahatma Gandhi.
Una vez durante una de sus marchas a través del campo, el encontró en procesión gente que cantaba y que bailaba a los golpes de un tambor, y que llevaba una cabra para sacrificar en un templo dedicado a una diosa.
Gandhi caminó delante de ellos, y se sentó abajo, obstruyendo su camino al templo.
La gente le pidió que el saliera de su camino.
El le dijo a la muchedumbre que si, pero como ofrecimiento de un sacrificio a la diosa podría ser que también lo sacrifiquen a el, y dejen a la cabra.
¡La diosa preferiría seguramente a un ser humano antes que el sacrificio de un animal!.
La gente se sentía avergonzada, y dejó la práctica de sacrificios como ofrecimiento.
Gandhi habría podido hacer eso, solamente porque el no temía a la muerte, aunque las circunstancias eran terribles.
Demuestra como nada en el mundo externo puede pulsar miedo en los que han tenido éxito en la construcción de un mundo libre de miedo.
Por otra parte, si la mente tiene miedo, mil miedos la invadirán incluso cuando no existe ninguna causa.
Para conquistar el miedo, uno tiene que conquistar el apego a las cosas y la idea de la gente de: ‘ Esto es el mío ‘.
Mientras que hablamos de la no-violencia, no debemos perseguir sombras.
Debemos recordar que de las tres cosas – violencia, miedo, apego falso – es el último que tiene que ser abordado primero.
Es el concepto del apego que causa el miedo y que alternadamente da lugar a violencia.
Si no hubiera estado para el miedo no se habrían inventado ningunas armas.
El miedo del enemigo, conduce a los sistemas de armas mas mortales, y el grado, y posibilidad de aumento de la violencia correspondientemente.
El mundo entero está viviendo hoy con miedo.
Las naciones se temen estre si, y las diversas secciones de la sociedad.
La gente tiene que hacer no-violencia valiente, la falta de miedo debe ser llevada a la práctica, y hay que liberarse del apego.
Actualmente, hay bastantes personas que están interesadas en la construcción de una sociedad no-violenta.
Para poder hacer esas dos cosas tienen que ser solucionados los dos temas siguientes.
La centralización de la energía y la concentración de la abundancia en algunas pocas manos.
Siempre y cuando estos dos males continúen es ilusoria la posibilidad de una sociedad no-violenta.
La primera cosa a hacer es encontrar las maneras de descentralizar y de distribuir la abundancia y la energía en la sociedad.
La tendencia a aferrarse a la energía y a rechazar compartir la abundancia tiene que ser cambiada.
Esto significará simplemente aceptar la verdad y rechazar la falsedad.
Sin embargo, la predicación sola no puede alcanzar el resultado deseado.
La caridad debe comenzar en el propio país.
Uno debe comenzar a aplicar buenas cosas a su propia vida.
Este primer paso será kayotsarg, porque es la base de la meditación de Preksha.
Hasta que uno puede estabilizar y relajar su cuerpo, la tensión en el cuerpo persistirá y la no-violencia no puede tomar la raíz de la mente.
Este experimento pequeño del kayotsarg cada día unos veinte minutos nos permitirá eliminar el miedo y la violencia de la mente.
Debemos ejercitar la no-violencia dentro de la familia.
Si tenemos éxito allí, debemos llevarla acque se extienda a la vecindad.
Debe abarcar después a la nación, y finalmente al mundo entero. No se puede hablar de la paz del mundo y la fraternidad internacional a menos que tengamos que aplicar los conceptos de la paz y de la fraternidad en la familia, la vecindad y la nación.
Son los principios pequeños los que conducen a mayores aciones. Ahora quisiera concluir diciendo que deseamos y debemos construir una sociedad sana, no-violenta en donde debe haber paz y falta de miedo, y donde cada individuo tenga oportunidades iguales
y rectas, pero tal realización es posible solamente si aprendemos a limitar y a controlar el egoísmo y el apego.
Esto es posible con la práctica de la meditación de Preksha.